LAS CIRCUNSTANCIAS MANDAN
No hace muchos años el gran cineasta chileno Patricio Guzmán dio una conferencia en Madrid sobre cine documental. Según me han contado (yo no estuve presente) una asistente le dijo que tenía muchas ganas de hacer documentales pero no sabía sobre qué hacerlos. Pato Guzmán (quizá con algo de sorna) le respondió con una pregunta, si tenía un gato, y al ver que así era añadió “pues ya tienes sobre qué hacerlo. Haz un documental sobre tu gato”. La pregunta siguiente, que no sé si alguien hizo, sería “Tengo un gato, pero ¿qué digo sobre mi gato?”
La confusión entre narración y discurso es tan difícil de advertir como antigua. El gato en este ejemplo nos serviría para construir una narración, pero el “qué digo? sería el centro del discurso de la obra. Y ese ¿qué digo? es un problema mucho más asfixiante que el ¿qué filmo?, porque exige un grado de conciencia autocrítica que no es sencillo ejercer, y que en la mayor parte de los casos es una carga pesada que ahoga la pulsión creativa. No obstante, es necesario encontrar una respuesta al ¿qué digo? para entender el cine que uno hace, y para poder encontrar nuevas formas que lo desarrollen.
En última instancia, no es muy difícil encontrar películas cuyos directores sepan lo que están narrando, pero es mucho menos sencillo encontrar películas en las que el director sepa lo que está diciendo.
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