EL DINERO NO DA LA FELICIDAD, Y LA SOLEDAD TAMPOCO
La certeza del director sobre “su película”, “su obra” es una necesidad imperiosa, porque en un equipo de rodaje alguien tiene que estar seguro (o parecerlo) de la dirección en la que tiene que ir el proyecto. Pero ser el líder del pelotón no significa que el director pueda hacer la carrera él solo. Nos encontramos muchos ejemplos en la historia del cine (de Josef von Sternberg a Michael Cimino, de John Ford a Stanley Kubrick) de tiranos confesos que disfrutaban tratando a su equipo como esclavos a los que maltratar diaria, constantemente. Afortunadamente, hay muchos casos que muestran lo contrario: cineastas que intentan crear un entorno de trabajo agradable al que uno quiera ir, en lugar de uno del que queramos escapar.
También, claro está, existe una minoría de directores que filman en modo hombre-orquesta. Directores capaces de ocupar todos los campos en un equipo de rodaje. Literalmente, un equipo de rodaje de una sola persona. No parece que estos creen mucha industria (con toda seguridad, no crean ningún puesto de trabajo), pero su condición de francotiradores suele estar acompañada por un presupuesto exiguo o directamente inexistente para hacer sus películas, y eso no garantiza libertad creativa plena, sino restricciones permanentes que exigen control y rigor.
Ni el dinero (el presupuesto) da la felicidad, ni su ausencia implica poder hacer lo que nos dé la gana.
Compartir en Redes Sociales